La nueva generación de emigrantes españoles.

Importante grupo constructor necesita incorporar un encargado de obra civil para proyecto en Ghana. Experiencia mínima de tres años, inglés avanzado y titulación. Incorporación inmediata».

La oferta de empleo hubiera pasado sin pena ni gloria hace un par de años para los desempleados asiduos a los portales de búsqueda de empleo de la patronal murciana Croem. Hace un mes, recibió 157 respuestas. Las de 157 profesionales dispuestos a hacer las maletas sin pensarlo dos veces para trasladarse de forma inmediata hasta África occidental. Los jóvenes murcianos comienzan a desplegar el mapamundi sin complejos, y a derribar las fronteras que el bienestar de los años de bonanza había alzado.

Espoleados por la falta de expectativas laborales en España, centenares de murcianos han decidido no esperar a verlas venir y salir a buscar un empleo dónde quiera que se encuentre. Son jóvenes, están cualificados, se desenvuelven en inglés y, sobre todo, pertenecen a una generación que ha incorporado a su ADN profesional la posibilidad de pasar unos años en cualquier lugar del mundo con naturalidad. Internet, los vuelos baratos, las becas Erasmus y la popularización de las prácticas laborales en el extranjero han borrado los fantasmas de la emigración, y los jóvenes murcianos ya no asocian las oportunidades laborales en el extranjero a un camino sin retorno.

El yermo panorama laboral que ofrece la Región (y España) desde hace un par de años ha dado el empujón definitivo a quienes vacilaban ante el vértigo de hacer las maletas. Los asesores y prospectores del Servicio de Empleo y Formación (SEF), la Fundación Universidad Empresa, la Universidad de Murcia, la patronal Croem o Informajoven, confirman que en los últimos meses el aumento de consultas y solicitudes para trabajar en el extranjero está siendo exponencial. Aunque aún es difícil de cuantificar, los expertos coinciden en que las salidas a Europa e incluso a otros continentes en pos de un trabajo han crecido al menos un 30% en el último medio año. «El interés por trabajar fuera es ahora mismo brutal. Antes tenías que convencer a la gente para que aceptara una buena oferta fuera de la Región, y ahora te la quitan de las manos», explica María José Marín, técnico de programas europeos de la Fundación Universidad Empresa. Las becas Leonardo da Vinci, para trabajar seis meses en cualquier país europeo, son un exponente de la nueva realidad. «Hace años hasta sobraban plazas; cuando los universitarios terminaban su titulación no tardaban en encontrar trabajo al lado de su casa. Ahora pasan los meses, y los años, y no hay manera, así que en cada convocatoria hay más aspirantes para cada plaza», explica Marín. En la patronal Croem también han constatado un espectacular aumento de las consultas y demandas de empleo fuera de España. «Si se trata de un buen trabajo, casi nadie pone de pegas. Hace sólo un par de años era impensable que los demandantes de empleo apostaran por un trabajo fuera de España, salvo en profesiones muy específicas, y ahora ocurre al contrario», explica María Dolores Cremades, directora del departamento de orientación laboral en la Confederación regional de empresarios de Murcia (Croem).

La llamada a gritos que suponen los 800.000 puestos de trabajo sin cubrir que hay en la actualidad en Europa ha sido escuchada con claridad por centenares de murcianos que en los últimos meses han marcado una casilla definitiva: la 'x' que indica la disponibilidad de los demandantes de empleo para trabajar fuera de España. «El ámbito de búsqueda se ha ido ampliando de forma acelerada. Hace un par de años la gente quería trabajar en la calle de al lado de su casa, y ahora se asume la posibilidad de salir como una opción más. Pero es que no hay que olvidar que en Europa ya no hay fronteras, y trabajar en Alemania ya no es emigrar», explica el director general del Servicio de Empleo y Formación (SEF), que dispone de euroconsejeros para asesorar a los desempleados que deciden coger el avión para buscarse las habichuelas dónde estén.

El mapa del mundo no se acaba en Europa, y los murcianos parecen dispuestos a cruzar los charcos que sea necesario. «No lo dudaría un segundo. He mandado curriculums a Arabia Saudí, Argentina... y estoy dispuesto a trasladarme a cualquier parte del mundo si la oportunidad laboral merece la pena», dice convencido Felipe Pascual, ingeniero técnico Industrial. Los menos aventureros miran hacia Inglaterra, Holanda, Alemania o Bélgica, que se han convertido en El Dorado de la prole Erasmus.

La necesidad empuja, y además lo hace sobre una generación que ha crecido con la idea de un futuro laboral que mira al mundo. «No es sólo la crisis», argumenta María Isabel Sánchez-Mora, vicerrectora de Estudiantes y Empleo y socióloga. «La predisposición a salir es mayor en las nuevas generaciones. Muchos han estudiado algún curso de su titulación fuera; y quien no ha salido, ha tenido compañeros extranjeros. La internacionalización laboral es un hecho, e incluso las familias de los jóvenes han cambiado su idea de la emigración y ya no actúan de freno».

El miedo a no regresar, a cortar las raíces o a perder el contacto también se han difuminado. Ya no hay temor a perder los orígenes, y la mayoría asume que un trabajo en cualquier país del mundo es sólo un capítulo más en su trayectoria laboral. «El espacio europeo de la educación ha ayudado mucho. Los universitarios saben que pueden salir y volver, que no es un paso definitivo y sin marcha atrás», explica Sánchez-Mora, quien también percibe un aumento muy destacado en las solicitudes de empleo o prácticas en el extranjero que gestionan el Servicio de Relaciones Internacionales y Centro de Orientación e Información de Empleo de la Universidad de Murcia.

Sin embargo, también es cierto que el regreso se antoja complicado cuando las oportunidades laborales en España, lejos de mejorar, empeoran con los meses. Si hace un par de años los titulados que realizaban prácticas en países europeos a través del programa Leonardo da Vinci regresaban de forma mayoritaria en cuanto terminaban los seis meses de contrato, ahora la mitad opta por quedarse en el país de acogida y seguir probando suerte. «¿A qué voy a volver?, se cuestionan. En países como Bélgica, Holanda o Reino Unido tienen más opciones, y si no es la misma empresa, ya encontrarán en otra. Aquí el panorama es mucho peor», asegura María José Marín.

El idioma sigue siendo una barrera para muchos, que tras darse de bruces con la realidad, han decido destruirla a golpe de codos. «Las demandas para realizar cursos de inglés o para trabajar de 'au pair' en países de habla inglesa nos desbordan. Los jóvenes han asumido que necesitan dominar el inglés, y el desempleo ha hecho que se pongan las pilas», afirma Gabriel Navarro, jefe del centro Informajoven del Ayuntamiento de Murcia.

Las maletas de cartón, las lágrimas en la despedida o el hambre que atenazaba las tripas en la década de los cuarenta no ensombrecen el proyecto migratorio en 2011. «Para nada -asegura Sánchez-Mora. Los jóvenes tienen imágenes más frescas, como las de programas como 'Españoles en el mundo', que se ha convertido en un referente para muchos. Asocian salir a una experiencia enriquecedora».

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