El poderoso Citroen devora kilómetros a la mayor velocidad que la prudencia me indica, son las 4 AM y no es cuestión de poner el viaje en peligro por llegar unos minutos antes. Voy conduciendo y a mi lado José Luis ceba mates mientras administra el audio del vehículo. En ese momento suena Everywhere de Fleetwood Mac, yo sonrío y José me dice: - Música de ruta, para no dormirse.
Javier a la izquierda, José Luis a su lado, yo y Horacio otro amigo de toda la vida
Por el espejo retrovisor observo que nuestro común amigo Javier, el dueño del auto, duerme profundamente y a su lado Nata hace lo mismo. Natanael es un joven de 17 años que confió en nosotros como nosotros confiamos en el para acompañarnos en este viaje de pesca a Piedra del Águila, Somos adultos y él es un chico todavía.
Ya habíamos pasado la represa de Casa de Piedra y nos acercábamos a la ruta 22, a pocos kilómetros de General Roca. Desde allí nos quedarán apenas 300 kilómetros para llegar a nuestro destino, casi nada si pensamos en que ya hicimos 1.100 desde nuestra salida desde Buenos Aires. De pronto vemos un micro detenido y mucha gente al costado, paramos para colaborar y solo nos piden que vayamos hasta Roca y avisemos del problema mecánico que los dejó ahí, a un costado de la ruta. Para nosotros es un pequeño desvío, allá vamos, por supuesto.
Llegamos a nuestro destino y la pesca del primer día fue fantástica, tanto José como Javier y yo mismo obtuvimos piezas record, por supuesto todas devueltas al agua. Ya al fin del día surgió la palabra: pesca excelsa. De allí a auto alabarnos con el término excelsos no pasó mucho tiempo. Era todo en broma pero el término quedó instaurado.
Fueron cuatro días estupendos y a la vuelta nos llamábamos excelsos delante de todos, participábamos de una numerosa lista de correos donde compartíamos temas de pesca y de la Patagonia y allí hacíamos alarde de nuestra supuesta condición. No faltaron algunos que tuvieron celos del pequeño grupo y de nuestra comunión.
Compartimos otras salidas de pesca y también alguna solo para celebrar la amistad. Hasta que llegó el fatídico día en que José Luis se quitó la vida en ese arranque de furia injustificada.
Por supuesto, el término quedó en desuso y hoy Javier vive en Europa como un alto funcionario de una reconocidísima fábrica de automóviles, Cada tanto viene de visita y vamos a pescar juntos. Nata se convirtió en un hombre de bien y ya tiene esposa e hijos. Yo aquí en Buenos Aires disfrutando de mi familia, de mi trabajo, de escribir, de leer y pescar, en fin, de todo lo que me hace sentir vivo.
No hay un solo día en que no piense en José y en esa salida de Semana Santa donde creamos el grupo de los excelsos.
Cuando Javier leyó estas líneas allá en la lejana Francia me envió un mensaje que solo decía: “Negro, vos sabés”.
Solo sé que disfruté mucho de esos tiempos, fueron instantes supremos de dicha infinita con que Dios premia cada tanto a los que hacen de la amistad un culto.
Espero que esta publicación te haya gustado. Si tienes alguna duda, consulta o quieras complementar este post, no dudes en escribir en la zona de comentarios. También puedes visitar Facebook, Twitter, Google +, Linkedin, Instagram, Pinterest y Feedly donde encontrarás información complementaria a este blog. COMPARTE EN!
0 comments:
Publicar un comentario
No incluyas enlaces clicables. No escribas los comentarios en mayúsculas. Caso contrario serán borrados. Muchas gracias por la colaboración..