La celebración del Año Nuevo, es una de las más antiguas y universales de las festividades.
Hace aproximadamente 4.000 años atrás, los babilonios fueron los primeros en convertir el Año Nuevo en un ciclo festivo que duraba 11 días y que se celebraba al comienzo de la primavera.
La celebración del Año Nuevo, es una de las más antiguas y universales de las festividades. Hace aproximadamente 4.000 años atrás, los babilonios fueron los primeros en convertir el Año Nuevo en un ciclo festivo que duraba 11 días y que se celebraba al comienzo de la primavera.
Los egipcios celebraban el fin del año con el comienzo de la crecida del río Nilo y la preparación de las tierras para la siembra, mientras que los romanos también hacían coincidir la celebración con la llegada de la primavera y lo festejaban el 25 de marzo.
Pero fue el emperador Julio César el que cambió la fecha al primero de enero, primer día del mes dedicado al Dios Jano. Esto fue confirmado en las adaptaciones que hizo el Papa Gregorio XIII, y es el calendario que rige en nuestros días.
La primera celebración del Año Nuevo en Chile ocurrió en 1671, cuando los Jesuitas levantaron una campana en lo alto de la Iglesia de la Compañía, que a la medianoche comenzó a anunciar el ciclo naciente.
La celebración del Año Nuevo.
El día de Año nuevo es la celebración más universal de la que hay memoria; también la más antigua. Era festivo hace cuatro mil años en Babilonia, cuando los años comenzaban con la siembra y finalizaban con la cosecha: se celebraba a finales de marzo y duraba once días.
El sumo sacerdote se bañaba antes del alba en el Éufrates tras adorar a Marduk, dios de la agricultura. Era día de acción de gracias y también de balance; los ciudadanos repasaban lo acontecido en el año que acababa y tomaban determinaciones para el entrante. Una de las obligaciones de año nuevo era pagar deudas y devolver lo prestado. Se bebía y comía en abundancia y se sacrificaba la mejor pieza de su corral. La ciudad era un hervidero de desfile y pasacalles y se estrenaba un vestido o calzado. Se organizaban bailes de máscaras y cabalgatas cuyo cortejo comenzaba en el templo de Marduk y acababa en una ermita extramuros de la ciudad, llamada Casa del Año Nuevo.
También en Egipto se recurría al simbolismo del hombre viejo de largas barbas como representante del año caduco, y el adolescente como representante del año que comenzaba: cada uno de estos personajes llevaba un bebé en una cesta de mimbre.
Los griegos del siglo VII a. de C. también simbolizaban el Año Nuevo con un recién nacido. En Grecia era costumbre desfilar ante el templo de Dionisos con un bebé en un cesto de juncos: era el bebé de año nuevo.
A Roma llegó la costumbre procedente de Grecia. El poeta Ovidio, del siglo I, habla de la costumbre de regalar una moneda y un pequeño tarro de miel como expresión de un deseo: que el año que empezaba fuera dulce y próspero; no se permitía trabajar y se estrenaba una prenda de vestir, como hicieron mucho antes los babilonios. Curiosamente, los judíos siguen haciéndolo.
El paso del Año Nuevo al 1 de enero.
Durante dos mil años Año Nuevo se celebró en marzo, primer ciclo anual que comenzaba con la siembra. El Año Nuevo de la Antigüedad era el inicio del ciclo anual agrícola. Para los romanos marzo era el primer mes, y el año comenzaba el veinticinco de ese mes.
La decisión de trasladar el inicio del año al 1 de enero fue política. Los altos funcionarios, para mantenerse en los cargos más tiempo alteraban la duración de los meses distorsionando la realidad astronómica: El 46 a. de C. Julio César tuvo que prolongar el año hasta los 445 días: fue el año de la confusión. Para poner coto a tanta arbitrariedad el Senado decidió declarar como primer día del año el 1 de enero.
Pero a lo largo de la Edad Media todo se desvirtuó. En la Inglaterra de los siglos XII al XIII se celebró Año Nuevo el 25 de marzo; en Francia, se hacía coincidir Año Nuevo y Pascua de Resurrección -de ahí la confusión entre unas Pascuas y otras- ; en Italia, Navidad se celebraba el 15 de diciembre, fecha que fue durante un tiempo el primero de año. Sólo en España y Portugal se celebraba el 1 de enero. El año nuevo actual se celebra universalmente el uno de enero desde hace sólo cuatro siglos.
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