Con el fin de obtener el máximo rendimiento en la producción, sobre todo de caucho, los colonos belgas no dudaron en torturar, ejecutar y mutilar como escarmiento a la población.
Se estima que entre 1885 y 1920 fueron exterminados 15 millones de seres humanos, poblados y etnias por completo. No diferenciaban entre niños, mujeres y hombres, para ellos no eran más que animales, a los que hacían un favor al domesticarlos.
Se estima que entre 1885 y 1920 fueron exterminados 15 millones de seres humanos, poblados y etnias por completo. |
Zoológicos humanos en Europa.
Llegaron incluso a crear zoológicos humanos en Europa con la población congoleña, también eran utilizados para ser disecados y diseccionados con fines científicos.
En 1908 diversos periódicos europeos se hicieron eco de lo que estaba sucediendo en el Congo, provocando un tímido revuelo en la sociedad belga. Este hecho hizo que Bélgica tratara de lavarse un poco la cara obligando a Leopoldo II a dejar el control del Congo en manos del parlamento.
Esta transición se llevó a cabo entre 1903 y 1908, periodo en el que Leopoldo II explotó al máximo los recursos del Congo, en estos cinco años se produjo el mayor número de víctimas.
Las cosas no cambiaron para nada, ya que se continuaron empleando los mismos métodos hasta 1920, año en el que por lo visto se dieron cuenta de que se estaban quedando sin mano de obra, razón por la cual los castigos pasaron a ser solo físicos, el látigo paso a ser la principal herramienta de castigo.
El supremacismo belga se extendió a Ruanda.
Después de la primera Guerra Mundial en 1918, debido a que la zona era fronteriza con el Congo belga, se otorgó el control de Ruanda-Burundi a Bélgica, extendiendo así sus atrocidades.
Seleccionaron entre la población los que tenían rasgos más occidentalizados, a los que llamaron «Tutsis» y al resto con rasgos más africanos «Hutus».
A los Tutsis los favorecieron con una educación al estilo europeo y el control de las leyes e instituciones, sometiendo a la población Hutu incluso después de su independencia.
Este hecho llevó a los genocidios de la década de 1990, primero de los Hutus sobre los Tutsis y viceversa poco después, provocando cerca de un millón de muertes.
La independencia del Congo.
Hasta la finalización de la segunda Guerra Mundial, debido a lo sucedido en los campos de concentración nazis, no se comenzó a hablar de lo sucedido durante décadas en el Congo. Lo que propició un sentimiento nacionalista en la región.
Leer también: Genocidio en Guatemala.El Congo consiguió su independencia en 1960, pero fue tal el daño provocado en la región, que hoy en día todavía perduran las consecuencias, innumerables golpes de estado, guerras, dictaduras, explotación de recursos por empresas extranjeras, las cuales sobornan gobiernos para seguir utilizando a la población como mano de obra a su antojo.
Hoy en día Bélgica sigue teniendo influencia en la región, una gran parte de los conocidos minerales obtenidos con sangre, como son los diamantes y el coltán, son recibidos por este país moderno, miembro de la UE, y sede de la misma.
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Léopold de Saxe-Cobourg et Gothase, Leopoldo II, Rey de los belgas a finales del siglos XIX, auspició durante su reinado que el Congo pasara de una población de 20 millones de habitantes a 10 millones. Lo más sorprendente de todo es que el Monarca, perteneciente a la dinastía Sajonia-Coburgo Gotha, no tuvo que disparar una sola bala para hacerse con este territorio. Leopoldo no heredó o conquistó el Congo (de hecho solo a su muerte se integró en Bélgica), le bastó con convencer a la comunidad internacional de que si le daban su soberanía protegería a sus habitantes de las redes de traficantes de esclavos árabes. Nada más lejos de la realidad, el verdadero objetivo del belga, que solía definir a su pequeño reino europeo como «Petit pays, petit gens» («Pequeño país, gente pequeña»), era hacerse con una colonia y exprimir hasta la última gota de sus recursos económicos.
ResponderEliminarGracias @Giampaolo Rossi por tu comentario clarificador como es habitual. Leopoldo, que por sobre todas las cosas era un sádico, no obstante, supo disimular su afán económico generando una imagen de monarca humanitario y altruista, que financiaba asociaciones benéficas para combatir la esclavitud en el África Occidental y costeaba el viaje de misioneros a esas regiones. En 1876 convenció con su elegancia y buenos modales a un selecto grupo de geógrafos, exploradores y activistas humanitarios en una Conferencia Geográfica, celebrada en Bruselas, de que su interés era «absolutamente humanitario». Fue, además, elegido aquí presidente de la recién creada Asociación Africana Internacional, transformada con el tiempo en la Asociación Internacional del Congo.
EliminarComo consecuencia de estos movimientos sibilinos, en febrero de 1885, catorce naciones reunidas en Berlín, y encabezadas por Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos, le regalaron a Leopoldo II todo el Congo a través de la asociación que él presidía.