La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de publicar los primeros datos de la misión del satélite Cryosat-2. Gracias a ellos, la agencia espacial ha podido hacer el primer mapa de la densidad del hielo del océano Ártico.
El análisis de estos nuevos datos resultará esencial para comprender mejor cómo el cambio climático está afectando a las regiones polares.
El mapa presentado por la ESA en el salón aeronáutico de Le Bourget, a las afueras de París, ha sido generado a partir de los datos recogidos por el satélite durante los pasados meses de enero y febrero.
Además, también han podido realizar mapas del espesor del hielo en la Antártida -como el que acompaña esta noticia-, aunque con datos aún preliminares.
Sus resultados "muestran claramente la excelencia de la misión CryoSat y el gran aporte con el que van a contribuir al estudio de las regiones polares", aseguró un representante de la ESA.
Para entender cómo está afectando el cambio climático a las frágiles regiones polares, hay que determinar exactamente cómo está variando el espesor del hielo.
Tres años midiendo el hielo de los polos.
Para responder esa pregunta, el grupo de investigadores que trabaja con el profesor Duncan Wingham del University College de Londres propuso la misión Cryosat a la ESA en 1998.
El Cryosat-2, que orbita a 700 kilómetros de altitud, es capaz de medir la densidad de las placas de hielo por debajo de la línea de flotación.
Los resultados de esa medición, que llegan justo un año después de su lanzamiento, suponen una "nueva etapa importante hacia el cumplimiento de la misión" del Cryosat-2, es decir, determinar de qué manera responde el banco de hielo del Ártico al cambio climático, explicó en un comunicado el experto de la ESA Volker Liebig.
El satélite, similar al aparato perdido durante su lanzamiento en 2005, funcionará durante un periodo de tres años, prolongable por otros dos, en una órbita polar a la altura de 717 kilómetros, con 92 grados de inclinación respecto al ecuador.
CryoSat fue creado dentro de programa de la ESA 'Planeta Vivo' y está destinado para medir el grosor y superficie de la capa de hielo en la Antártida, Groenlandia, Islandia y las zonas oceánicas a altas latitudes, así como para observar glaciares en alta mar y en tierra.
El análisis de estos nuevos datos resultará esencial para comprender mejor cómo el cambio climático está afectando a las regiones polares.
El mapa presentado por la ESA en el salón aeronáutico de Le Bourget, a las afueras de París, ha sido generado a partir de los datos recogidos por el satélite durante los pasados meses de enero y febrero.
Además, también han podido realizar mapas del espesor del hielo en la Antártida -como el que acompaña esta noticia-, aunque con datos aún preliminares.
Sus resultados "muestran claramente la excelencia de la misión CryoSat y el gran aporte con el que van a contribuir al estudio de las regiones polares", aseguró un representante de la ESA.
Para entender cómo está afectando el cambio climático a las frágiles regiones polares, hay que determinar exactamente cómo está variando el espesor del hielo.
Tres años midiendo el hielo de los polos.
Para responder esa pregunta, el grupo de investigadores que trabaja con el profesor Duncan Wingham del University College de Londres propuso la misión Cryosat a la ESA en 1998.
El Cryosat-2, que orbita a 700 kilómetros de altitud, es capaz de medir la densidad de las placas de hielo por debajo de la línea de flotación.
Los resultados de esa medición, que llegan justo un año después de su lanzamiento, suponen una "nueva etapa importante hacia el cumplimiento de la misión" del Cryosat-2, es decir, determinar de qué manera responde el banco de hielo del Ártico al cambio climático, explicó en un comunicado el experto de la ESA Volker Liebig.
El satélite, similar al aparato perdido durante su lanzamiento en 2005, funcionará durante un periodo de tres años, prolongable por otros dos, en una órbita polar a la altura de 717 kilómetros, con 92 grados de inclinación respecto al ecuador.
CryoSat fue creado dentro de programa de la ESA 'Planeta Vivo' y está destinado para medir el grosor y superficie de la capa de hielo en la Antártida, Groenlandia, Islandia y las zonas oceánicas a altas latitudes, así como para observar glaciares en alta mar y en tierra.
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