Con su incinerador de alta tecnología y sus 34 categorías de reciclaje, el pequeño pueblo de Kamikatsu en Japón se ha vuelto líder mundial en la eliminación de desechos
Kamikatsu es un pueblo rural en las montañas de Japón con un grave problema social: su población está envejeciendo y está en declive. Lugar donde alguna vez habitaran más de 6,000 personas, Kamikatsu ahora cuenta sólo con 1,717 habitantes (cifras de abril de 2015), y se anticipa que la población disminuya a dos tercios de ese número durante los próximos cinco años.
No obstante, durante los últimos 30 años –incluso antes de que el primer ministro Shinzo Abe iniciara la “revitalización regional” en 2014– el pueblo ha estado desarrollando sus propias soluciones, singulares y divertidas. El pueblo ha tenido un éxito considerable, el cual incluye la implementación de una política de “basura cero”.
¿Qué significa basura cero?
Basura cero es la visión de construir una sociedad que disfrute un estilo de vida sostenible libre de basura, sin necesidad de incineración ni de vertederos. Las tres Rs – reducir, reusar y reciclar– son centrales en los debates acerca del manejo de desechos, así como lo son el aspecto local, el bajo costo, el bajo impacto y la baja tecnología. La ciencia del manejo de desechos debe basarse en la vida cotidiana, y es por eso que un pequeño pueblo como Kamikatsu, el cual implementó 34 categorías de separación de desechos y se volvió un pionero en basura cero, ofrece un ejemplo de la mejor práctica.
¿Cómo empezó todo?
Kamikatsu es el pueblo más pequeño de la Isla de Shikoku, y el quinto pueblo más pequeño de Japón, al menos en lo que a su población concierne. En el pasado, los habitantes del pueblo quemaban su basura frente a sus casas o la desechaban en sus granjas. Eso ocurría cuando no había plástico por el cual preocuparse; tampoco existía la cultura de la recolección de desechos.
Una vez que la economía japonesa cambió y el consumo de productos empaquetados y desechables se generalizó, los residentes del pueblo establecieron un vertedero y un espacio abierto para la incineración. Todo mundo llevaba su basura, de cualquier tipo que fuese, al hoyo de quema. Esa fue una práctica que se llevó a cabo hasta finales de la década de 1990.
Sin embargo, el pueblo estaba bajo presión del gobierno nacional para que dejara de quemar su basura en un fuego abierto y comenzara a usar un incinerador. Así que el pueblo construyó uno. No obstante, pronto el modelo se prohibió después de que surgieron preocupaciones respecto a la salud debido a las dioxinas que se producían. El pueblo no sólo perdió al construir un incinerador inútil, sino que también tuvo que pagar grandes sumas de dinero para utilizar las instalaciones de un pueblo cercano.
Grados de separación.
Kamikatsu tuvo que concebir una nueva solución. Investigó casos en todo el mundo y eventualmente se enfocó en el reciclaje porque, al separar los desechos en categorías, los residentes se dieron cuenta de que podían hacer de los desechos un recurso.
El pueblo comenzó con nueve categorías de separación de desechos; en 2002, el número de categorías se elevó a 34. Es el número más grande en Japón, y quizá en el mundo. Lo más importante es que todo el desecho orgánico se maneja dentro de cada hogar y se recicla al 100%. Muchos de los residentes son dueños de granjas y producen su propio abono; otros compran la composta local, cuatro quintos de la cual es subsidiada por la oficina del pueblo.
En Kamikatsu no hay camiones de basura; las personas llevan sus desechos al centro de recolección del pueblo y ellos mismos lo separan en varias categorías. Dentro del centro, 60 diferentes espacios y cajas les ayudan a las personas con la separación de sus desechos. Cada espacio o caja está marcada para mostrar dónde se reciclarán, en qué se convertirán y cuánto costará (o cuánto dinero generará) hacerlo. El centro lo visitan no sólo primarias y secundarias, sino también estudiantes y organizaciones de todo el mundo. El número de visitantes al pueblo se ha disparado a más de 2,500 cada año, según cifras de 2014.
Reciclar vs quemar.
Los desechos principales de Japón se dividen entre lo que se puede quemar y lo que no se puede quemar. Considerando el limitado espacio y las preocupaciones sobre el saneamiento, la incineración es el método de eliminación de desechos preferido del país. Gracias a su rápido desarrollo tecnológico, Japón ahora tiene la tecnología de incineración más segura y limpia del mundo.
No obstante, el desarrollo del incinerador de alta tecnología está alentando la producción y el consumo continuos de productos “desechables”. Si nuestro objetivo es construir una sociedad con recursos sostenibles, entonces debemos encontrar la manera de reciclar en lugar de quemar. De igual manera, deben expandirse las iniciativas dirigidas a reusar y reducir.
El próximo desafío.
En 2003, Kamikatsu declaró su Ambición Basura Cero. Además de preservar el medio ambiente natural para futuras generaciones, el pueblo tiene como objetivo:
- Crear consciencia ecológica en las personas
- Dejar de producir desechos que requieran incineración para el año 2020 al acelerar el modelo de reuso y reciclaje
- Forjar vínculos con comunidades semejantes en todo el mundo.
A principios de 2015, Kamikatsu había alcanzado un ritmo de reciclaje de casi el 80%. Esto se basa en los desechos que llegan al centro de recolección, no a los desechos de todos los hogares, los cuales harían que el porcentaje fuera incluso más alto. El pueblo también cuenta con un taller kuru-kuru (“circular” en japonés), a donde los residentes pueden llevar productos usados y llevarse cosas gratis para sus hogares. También tiene una fábrica kuru-kuru donde algunas mujeres del pueblo fabrican bolsas y ropa usando prendas que ya han sido descartadas. El centro y estas instalaciones son administradas y operadas por Zero Waste Academy, una organización local sin fines de lucro.
El siguiente paso es evitar la producción de desechos del todo. Esto incluirá no sólo a los habitantes del pueblo sino también a los negocios, tanto en el pueblo como fuera del mismo, que participan en la producción y el suministro de materiales. En 2015, los habitantes de Kamikatsu generaron un plan de trabajo para lograr el objetivo de basura cero para el año 2020. Al trabajar juntos y concebir soluciones innovadoras, ya están en vías de lograrlo.
Autor: Akira Sakano es cofundadora y directora de comunicaciones de RDND LLC y Global Shaper del Foro Económico Mundial.
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