Sigo con mi recorrido por la isla de Córcega de sur a norte. La isla que pasó varias veces de propietarios distintos. Genoveses, turcos, piratas saracenos y al final los corsos que se establecieron definitivamente.
Después de Ajaccio comencé a recorrer el litoral hasta llegar a Calvi.
Un litoral formado por pueblitos costeros, en su mayoría pesqueros, en los cuáles el tiempo parece no haberse detenido.
Hasta llegar al puerto de Calvi otro lugar para visitar y admirar con el entorno natural espectacular que lo rodea.
Los turistas recorren los muelles decorados con palmeras, yates, cafés y restaurantes con sus terrazas, y contrasta con las calles más silenciosas de la Ciudadela.
Y si llegan en otoño pueden disfrutar del Festival del Viento, una manifestación anual con obras de arte eólicas, conciertos, conferencias, coloquios, presentaciones de objetos insólitos, talleres de creaciones, animaciones de calle, encuentros, teatro, etc.
Llegando a Bonifacio.
Lo más impresionante de Bonifacio cuando uno llega por el mar es el impresionante acantilado de piedra caliza sobre el cuál ha sido construída.
Son evidentes aún hoy las ragos de una ciudad fortelza. Que fue destruída y reconstruída muchas veces.
Sus calles estrechas, tortuosas y sombrias le dan un encanto especial.
Al igual que la Ciudadela, el caso de la ciudad vieja. La puerta de Génova es el acceso a la Ciudadela a la que se lleva después de subir por la empinada cuesta de Rastello.
Lindo y colorido el centro histórico, con sus calles estrechas y tortuosas muy similares a los centros histéricos de Italia y en especial de Génova, capital de la Liguria.
No es vano por varios siglos Córcega estuvo bajo el protectorado genovés. Las señales que ha dejado la dominación de la ex-republica italiana se ven por todos lados.
Muy lindo el interior de la Iglesia Sainte-Marie-Majeure, el edificio más antiguo de Bonifacio, declarado monumento histórico en 1862
Espectacular el altar mayor construído en mármol policromado y la acústica excepcional de que goza todo el interno de la iglesia.
La plaza del mercado es un continuo ir y venir de turistas.
Cerca tenemos el mirador natural de la Manichella desde el cuál podemos deleitar la vista con las vistas excepcionales que nos ofrecen por ejemplo la roca del Gran Sable (“Grain de Sable“) separada en forma totalmente natural y curiosa del gran acantilado.
Antes de dejar Bonifacio visito uno de sus lugares más embláticos: la Escalera del Rey de Aragón: los 187 escalones tallados en la piedra situados en el frente sur del promontorio me hacen recordar la escalera la Lardarina de Corniglia en las Cinco Tierras (CinqueTerre) de Liguria en Italia.
Ahí tuve que subir 384 escalones pero el esfuerzo también valió la pena. La vista es espectacular. Acantilados, mar, montañas, vegetación siempre verde.
Galería de imágenes.
F uente: Steem OCD Community
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