La sociedad del futuro será multietnica y multirracial y, en consecuencia, más tolerante.
Las nuevas reglas económicas impuestas por la pandemia del coronavirus (hoy aparentemente una amenaza superada -no eliminada- gracias a la prevención, la concientización y las vacunas) en el ámbito familiar, social, político y económico ha dejado al descubierto algunos aspectos ignorados socialmente y que, al reprender de a poco nuestra vida cotidiana en todos los sentidos, los hemos llegado a valorizar en su verdadera magnitud.
Esta nueva sociedad, tan virtual en algunos aspectos, tan tradicional en otros ha traído como consecuencia la apoteosis del uso de Internet, para la escuela, para el trabajo (incluso desde nuestra propia casa no solo para los trabajadores independientes sino también para los empleados -especialmente estatales-, para la educación a distancia con el auge del e-learning, para los controles, para la aplicación masiva de aplicaciones en los celulares, etc.
Pero también, para los hemos tenido la oportunidad de vivir en otros continentes, conceptualizados como más desarrollados -odio usar la palabra Primer Mundo- como por ejemplo Europa hemos visto caracteres distintivos de una sociedad que está atravesando un verdadero punto de inflexión en su modo de vivir y de interpretar el concepto integral de sociedad.
Para un europeo -hasta llegar a los años 70-80- su mayor ambición era el préstamo para la casa, cambiar el auto cada dos o tres años y las infaltables vacaciones anuales, año tras año, sin saltar ninguno.
Este comportamiento legítimo desde todo punto de vista los llevó a descuidar un aspecto esencial de la familia: sus integrantes, y, concretamente el número de integrantes.
Para poder seguir la carrera ambicionada -no tanto universitaria porque en la mayor parte de Europa los estudiantes universitarios son mucho más bajos por ejemplo que en algunos países de Latinoaméerica -en Europa la universidad se paga y bastante, en Latinoamérica, en líneas generales, es gratuita, sino desde la perspectiva del trabajo mismo: entiéndase esto como ascensos y la carrera jerárquica en la empresa.
Para ello, me decía un amigo -apenas llegué a Italia en el año 1994-, "debes sacrificar la familia". La norma, un solo hijo, que de pequeño es acudido por los abuelos durante la semana. A los 18 años el auto y a trabajar. Matrimonio no antes de los 35-40 años. Ser abuelo significa superar los 65-70 años.
Lo que fue una verdadera panacea por años se transformó en una pesadilla.
La irrupción de China en el mercado global fue devastante para Europa. Recuerdo que poco después del 2000 la coalición europea de países industrializados liderada por la Unión Europea a nivel institucional amenazó a China con imponer una política de anti-dumping, es decir, en vez de rebajar las tarifas aduaneras las iban a aumentar para impedir el ingreso masivo de productos chinos a bajo costo en un mercado, como el europeo, que ya estaba saturado.
China respondió con una jugada maestra de política económica que aún se recuerda: respondió que no era necesario alzar las tarifas que ellos mismos las iban a levantar en su paìs de origen -algo que efectivamente hicieron- para que el ingreso en concepto de impuestos aduaneros quedara en su país. Lo que no aclararon -y también hicieron- fue ubicar en cada país eurpeo una Oficina de Representación de China para asesorar a todas las empresas que quisieran radicarse en aquél país.
El resultado creo que es obvio pero igual lo voy a mencionar. Exodo masivo de pequeñas, medias y grandes europeas europeas hacia China para producir los mismos productos que en Europa con costos muchísimos más bajos, mano de obra más baja, exención de impuestos y controles de calidad reducidos al mínimo indispensable.
Desempleo, déficit fiscal y continuo endeudamiento fueron los aspectos recurrentes de todos los países europeos, algunos más otros menos, agravados por la pandemia.
Si la idea del europeo medio era tener un solo hijo pasó directamente a no tenerlo. La población comenzó a envejecer y el algunos estados 2 de 3 personas superan los 60 años, es decir están pensionados, han dejado de contribuir al Estado quien, en cambio, se debe ocupar de ellos.
Los jóvenes, como los de cualquier otro país no aceptan realizar cualquier tipo de tarea menos aún ahora que han descubierto que también con Internet pueden ganar dinero. Tal vez no un sueldo pero si lo suficientes para sus gastos si viven con las padres.
Si algún europeo lee este post seguramente se sentirá identificado con el mismo. Aunque le cueste aceptarlo. La realidad es esa.
Esa misma realidad que ha hecho que la integración de otras sociedades a la vida social, cultural, política y económica de estos estados vaya creciendo lenta y paulatinamente.
Por este motivo recién ahora descubro el verdadero objetivo de este post. Intento razonar y compartir con todos los #hivers de esta comunidad una idea que me gira por la mente desde hace bastante tiempo: vamos camino hacia una nueva sociedad multiracial, mayormente integrada por personas que hasta no hace mucho esa misma sociedad despreciaba -en algunos casos abiertamente y en otros toleraba con mucha hipocresía-?
Hace algunas décadas comenzó a llamar la atención como los afroamericanos se integraban en distintas esferas del poder de los EE. UU. de América. En su momento el gran actor Sidney Poitier era relegado -y en líneas generales siempre lo fue- en su trabajo a pesar de haber hecho una película monumental como fue Al Maestro con Cariño. Sin embargo hoy -después de más de medio siglo-la cantidad de actores, artistas, músicos, escritores, etc de origen afroamericano es inmensa. Dentro de medio siglo continuando esta evolución los mismos será mayoría y estará seguramente en cargos estratégicos de conducción y dirección en grandes empresas, multinacionales con diversas actividades, deportes, etc.
Alemania por ejemplo ya tiene en los cargos directivos de muchas empresas un gran número de representantes de la comunidad turca, ya la segunda generación alemana de estas características. Con principios sociales, económicos, políticos y religiosos que si bien no responden al ADN de sus antepasados tampoco los reniega.
Un sector importante de los emigrantes hindúes se han insertado en el sector de Internet escalando posiciones y cargo y hoy son CEO de importantes empresas.
Los europeos nativos con 40 o más años se encuentran en la disyuntiva de no querer realizar trabajos manuales considerados de baja categoría pero tampoco tienen la aplicación, las ganas y/o la voluntad de aprender nuevas técnicas para meterse dentro de un esquema económico más competitivo.
Los inmigrantes los aceptan, trabajan mucho más de ocho horas al día, no está obsesionados por la vacaciones y el auto y la casa son para ellos un lujo. Esto les permite acceder cada vez más a puestos de trabajo de mayor importancia y ganar lo suficiente para el sustento de su familia, que por características e idiosincracia propias, está compuesta por varios hijos.
Que será de esta sociedad dentro de 20-30 años integrada en su minoría por personas ancianas nativas de su país y en su mayoría por una inmigración -que en sus orígenes fue hasta clandestina- habituada a otras normas de vida pero que regulan el verdadero mecanismo del consumo occidental?
El nuevo mundo de las criptomonedas parece alejarse cada vez más de estas personas. Por edad, por formación muchas veces no entienden y otras veces no quieren hacerlo, la importancia de un mundo virtual que será real en un futuro cercano.
Resulta difícil imaginar como CEO de un exchange, de una plataforma o de cualquier iniciativa generada en la blockchain a un español, un italiano, un alemán, un francés. Cuando ocurre es la excepción a la regla.
Asiáticos, africanos y latinoamericanos de los llamados "países pobres" parecen haber entendido el mecanismo de esa fuerza inscontrastable e imposible de detener que son las criptomonedas. Filipinas, Paquistán y Venezuela, para seguir el orden anterior, lideran un grupo que ha entendido perfectamente las reglas del juego. Que el presidente de El Salvador haya intentado en su momento transformar la moneda metálica y el papel moneda por las criptos con la instalación incluso de cajeros destinados a tal fin parece una broma y sin embargo es la realidad.
Antes que la segunda parte de este milenio comience (2050) la sociedad actual, en su concepto integral y tradicional, habrá desaparecido. Nuevas costumbres, hábitos y moder de intercambio serán presentes en el planeta aunque todavía, por simple respeto y algo de miedo, no nos animeos a avizorar.
No somos ni George Orwell ni Julio Verne, esos visionarios que a través de su libros nos mostraron el camino que tomarían las relaciones humanas, la ciencia y los descubrimientos pasados concuenta años o un siglo después.
Los nuevos integrantes de una sociedad nueva dejarán sin duda su marca. Que será distinta a la que venimos observando hasta hoy.
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