La historia recoge desde sus albores que ciertas actividades laborales son lesivas para la salud. La intoxicación por metales pesados y otros compuestos químicos no están exentos de ellos. Hipócrates y Galenos enseñaban a sus alumnos que para hacer un mejor diagnóstico de las entidades clínicas debían preguntar siempre la profesión del paciente pues relacionaba ciertas enfermedades con determinados oficios.
En un principio el médico se dedica a investigar la actividad laboral con el fin de curar la enfermedad; es decir, recuperar al hombre. Posteriormente el médico empezó a penetrar en la fábrica para estudiar las condiciones que debía poseer un obrero, para que, colocado en determinado puesto de trabajo, aportara un mayor rendimiento. A menudo estos estudios no se realizaban en el lugar de trabajo, sino, lejos de él, del obrero y del taller (Desoille et all., 1987:1-3).
Las enfermedades causadas por la exposición a polvos minerales persisten en países tanto desarrollados como en desarrollo, a pesar de los considerables conocimientos de que se dispone acerca de los medios para prevenirlas. La prevención de estas enfermedades puede conseguirse mediante la aplicación de técnicas de ingeniería que limitan la exposición de los trabajadores a estas sustancias tóxicas. Esas tecnologías pueden complementarse con estrategias administrativas así como con el uso de equipos de protección personal. En una distribución óptima de los recursos de salud se insistirá en la prevención primaria mediante el control de la exposición. La detección y la vigilancia médicas son estrategias secundarias que, no obstante, forman parte integral de los programas de prevención de enfermedades.
La exposición a polvos minerales puede darse en diversas circunstancias. Están expuestos los trabajadores que intervienen en la extracción de minerales, su purificación o su uso, así como en canteras, en la construcción de túneles y albañilería. El contexto social en el que se produce la exposición a polvos minerales también es variado. Todo programa de detección y vigilancia para los trabajadores expuestos a polvos minerales debe tener presente el entorno físico además del contexto jurídico y económico general en el que se ejecuta. La minería en su conjunto produce toda una serie de contaminantes gaseosos, líquidos y sólidos, que de una forma u otra van a parar al suelo.
Esto sucede ya sea por depósito a partir de la atmósfera como partículas sedimentadas o traídas por las aguas de lluvia, por el vertido directo de los productos líquidos de la actividad minera y metalúrgica, o por la infiltración de productos de lixiviación del entorno minero: aguas provenientes de minas a cielo abierto, escombreras (mineral dumps), etc., o por la disposición de elementos mineros sobre el suelo: escombreras, talleres de la mina u otras edificaciones más o menos contaminantes en cada caso.
Uno de los principales problemas que puede producir la minería es la adición al suelo de una fase líquida. Esta habitualmente presenta una composición muy diferente a la que habitualmente se infiltra en el mismo en ausencia de actividades mineras (agua de lluvia). Las interacciones resultantes pueden ser muy variadas en función de la composición química del fluido, la mineralogía del suelo, y el factor climático (temperaturas medias, abundancia y frecuencia de lluvias).
Los efectos en el suelo en relación con la presencia de contaminantes pueden ser variados, e incluso variar con el tiempo o con las condiciones climáticas. En unos casos los contaminantes se acumulan en formas lábiles, de alta solubilidad, de forma que están disponibles para que los animales y vegetales que viven sobre el mismo puedan captarlos, y sufrir sus efectos tóxicos. También pueden facilitar la contaminación de los acuíferos, ya que las aguas de infiltración pueden incorporar a éstos los contaminantes solo produce un impacto ambiental, es decir, sobre el medio ambiente. También produce lo que se denomina impacto socioeconómico, es decir, una alteración sobre los modos de vida y la economía de la región en la que se implanta, que pueden ser en unos casos positivos y en otros, negativos
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la actividad minera no solo produce un impacto ambiental, es decir, sobre el medio ambiente. También produce lo que se denomina impacto socioeconómico, es decir, una alteración sobre los modos de vida y la economía de la región en la que se implanta, que pueden ser en unos casos positivos y en otros, negativos.
Para este trabajo asumiremos como válido el análisis expuesto en un artículo de Roberto P. Guimaraes, especialista de la CEPAL, aparecido en la revista EURE de Santiago de Chile, "El desarrollo sustentable:) propuesta alternativa o retórica neoliberal?, en 1994. Aquí se distingue una búsqueda de sustentabilidad desde el subdesarrollo, la cual, solo será posible si se logra lo que el llama "componentes" o "contenidos sectoriales". Para R. Guimaraes la sustentabilidad posee los siguientes contenidos sectoriales: "sustentabilidad ecológica", "sustentabilidad ambiental", "sustentabilidad social" y "sustentabilidad política".
Aquí se define la sustentabilidad ecológica como la referida [...] a la base física del proceso de crecimiento [...] Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el proceso productivo [...]" (Guimaraes, 1994:51). Estas categorías deben ser tenidas muy en cuenta en el análisis de qué entender por sustentabilidad en la actividad minera.
La sustentabilidad ambiental, por su parte, continúa el autor brasileño se refiere a "[...] la capacidad de sustento de los ecosistemas, es decir, la capacidad de la naturaleza para absorber y recomponerse de las agresiones antrópicas [...] En primer lugar, las tasas de emisión de desechos como resultado de la actividad económica deben equivaler a las tasas de regeneración, las cuales son determinadas por la capacidad de recuperación del ecosistema [...]"(Guimaraes, 1994:51). Esta categoría constituye un referente obligado para analizar la sustentabilidad de cualquier actividad y una variable obligada el los llamados indicadores de sustentabilidad.
Un tercer momento considerado como básico para el logro de la sustentabilidad, es la sustentabilidad social, la cual, "tiene como objeto el mejoramiento de la calidad de vida de la población [...] los criterios básicos debieran ser los de justicia distributiva, para el caso de la distribución de bienes y de servicios y de la universalización de la cobertura, para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social" (Guimaraes, 1994:52). Estas reflexiones conducen a la obligatoriedad de medir, sí de sustentabilidad se trata, en los indicadores la calidad de vida de las personas, principales portadores de uno u otro modelo socioeconómico, algo que no queda muy claro en la mayoría de los sistemas de mediciones existentes en el mundo de hoy.
En un principio el médico se dedica a investigar la actividad laboral con el fin de curar la enfermedad; es decir, recuperar al hombre. Posteriormente el médico empezó a penetrar en la fábrica para estudiar las condiciones que debía poseer un obrero, para que, colocado en determinado puesto de trabajo, aportara un mayor rendimiento. A menudo estos estudios no se realizaban en el lugar de trabajo, sino, lejos de él, del obrero y del taller (Desoille et all., 1987:1-3).
Las enfermedades causadas por la exposición a polvos minerales persisten en países tanto desarrollados como en desarrollo, a pesar de los considerables conocimientos de que se dispone acerca de los medios para prevenirlas. La prevención de estas enfermedades puede conseguirse mediante la aplicación de técnicas de ingeniería que limitan la exposición de los trabajadores a estas sustancias tóxicas. Esas tecnologías pueden complementarse con estrategias administrativas así como con el uso de equipos de protección personal. En una distribución óptima de los recursos de salud se insistirá en la prevención primaria mediante el control de la exposición. La detección y la vigilancia médicas son estrategias secundarias que, no obstante, forman parte integral de los programas de prevención de enfermedades.
La exposición a polvos minerales puede darse en diversas circunstancias. Están expuestos los trabajadores que intervienen en la extracción de minerales, su purificación o su uso, así como en canteras, en la construcción de túneles y albañilería. El contexto social en el que se produce la exposición a polvos minerales también es variado. Todo programa de detección y vigilancia para los trabajadores expuestos a polvos minerales debe tener presente el entorno físico además del contexto jurídico y económico general en el que se ejecuta. La minería en su conjunto produce toda una serie de contaminantes gaseosos, líquidos y sólidos, que de una forma u otra van a parar al suelo.
Esto sucede ya sea por depósito a partir de la atmósfera como partículas sedimentadas o traídas por las aguas de lluvia, por el vertido directo de los productos líquidos de la actividad minera y metalúrgica, o por la infiltración de productos de lixiviación del entorno minero: aguas provenientes de minas a cielo abierto, escombreras (mineral dumps), etc., o por la disposición de elementos mineros sobre el suelo: escombreras, talleres de la mina u otras edificaciones más o menos contaminantes en cada caso.
Uno de los principales problemas que puede producir la minería es la adición al suelo de una fase líquida. Esta habitualmente presenta una composición muy diferente a la que habitualmente se infiltra en el mismo en ausencia de actividades mineras (agua de lluvia). Las interacciones resultantes pueden ser muy variadas en función de la composición química del fluido, la mineralogía del suelo, y el factor climático (temperaturas medias, abundancia y frecuencia de lluvias).
Los efectos en el suelo en relación con la presencia de contaminantes pueden ser variados, e incluso variar con el tiempo o con las condiciones climáticas. En unos casos los contaminantes se acumulan en formas lábiles, de alta solubilidad, de forma que están disponibles para que los animales y vegetales que viven sobre el mismo puedan captarlos, y sufrir sus efectos tóxicos. También pueden facilitar la contaminación de los acuíferos, ya que las aguas de infiltración pueden incorporar a éstos los contaminantes solo produce un impacto ambiental, es decir, sobre el medio ambiente. También produce lo que se denomina impacto socioeconómico, es decir, una alteración sobre los modos de vida y la economía de la región en la que se implanta, que pueden ser en unos casos positivos y en otros, negativos
Para este trabajo asumiremos como válido el análisis expuesto en un artículo de Roberto P. Guimaraes, especialista de la CEPAL, aparecido en la revista EURE de Santiago de Chile, "El desarrollo sustentable:) propuesta alternativa o retórica neoliberal?, en 1994. Aquí se distingue una búsqueda de sustentabilidad desde el subdesarrollo, la cual, solo será posible si se logra lo que el llama "componentes" o "contenidos sectoriales". Para R. Guimaraes la sustentabilidad posee los siguientes contenidos sectoriales: "sustentabilidad ecológica", "sustentabilidad ambiental", "sustentabilidad social" y "sustentabilidad política".
Aquí se define la sustentabilidad ecológica como la referida [...] a la base física del proceso de crecimiento [...] Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el proceso productivo [...]" (Guimaraes, 1994:51). Estas categorías deben ser tenidas muy en cuenta en el análisis de qué entender por sustentabilidad en la actividad minera.
La sustentabilidad ambiental, por su parte, continúa el autor brasileño se refiere a "[...] la capacidad de sustento de los ecosistemas, es decir, la capacidad de la naturaleza para absorber y recomponerse de las agresiones antrópicas [...] En primer lugar, las tasas de emisión de desechos como resultado de la actividad económica deben equivaler a las tasas de regeneración, las cuales son determinadas por la capacidad de recuperación del ecosistema [...]"(Guimaraes, 1994:51). Esta categoría constituye un referente obligado para analizar la sustentabilidad de cualquier actividad y una variable obligada el los llamados indicadores de sustentabilidad.
Un tercer momento considerado como básico para el logro de la sustentabilidad, es la sustentabilidad social, la cual, "tiene como objeto el mejoramiento de la calidad de vida de la población [...] los criterios básicos debieran ser los de justicia distributiva, para el caso de la distribución de bienes y de servicios y de la universalización de la cobertura, para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social" (Guimaraes, 1994:52). Estas reflexiones conducen a la obligatoriedad de medir, sí de sustentabilidad se trata, en los indicadores la calidad de vida de las personas, principales portadores de uno u otro modelo socioeconómico, algo que no queda muy claro en la mayoría de los sistemas de mediciones existentes en el mundo de hoy.
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