Más que un itinerario único, la Ruta de la Seda es una amplísima red de caminos extendidos por Asia y nacidos a partir de antiguas vías comerciales.
Fue en 1877 cuando el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen la bautizó con su evocador nombre. Lo hizo concretamente en el primer tomo de su libro China y en una conferencia titulada Las rutas de la Seda de Asia central. De este modo, von Richthofen acuñaba un término que iba a inspirar la fantasía de sus congéneres y que fue traducido a numerosos idiomas, incluso los chinos lo adoptaron.
Desde entonces, esta ruta de muchas ramificaciones ha estado rodeada de increíbles historias de aventuras; de maravillas y tesoros, como seda, jade, pieles, alfombras, alfarería, cornamentas de ciervos, caballos y piedras preciosas. Y lo que no hay que olvidar que la ruta de la seda también fue una importante vía de propagación de las grandes religiones. Esta breve cronología de su gestación así lo demuestra. Primavera de 327 antes de Cristo.
Durante su campaña militar hacia la frontera oriental del mundo habitado, Alejandro Magno cruza el río Indo. Ha conquistado Persia, Sogdia (actual Uzbekistán) y Bactria (norte de Afganistán). Un motín de sus tropas le obliga a regresar, pero la cultura griega ha dejado ya huellas imborrables en Oriente.
Orígenes de una vía legendaria.
139 antes de Cristo. El emisario chino Zhang Qian parte hacia el oeste en busca de aliados contra los xiongnu. Una y otra vez, los jinetes de este poderoso pueblo estepario penetran en China desde el norte y el oeste y sólo pueden ser aplacados con generosos regalos: seda, joyas y princesas núbiles. La Gran Muralla, comenzada bajo el primer emperador (221 y 210 antes de Cristo), no consigue contenerlos. El emisario Zhang Qian no logra cumplir su misión, pero ofrece al emperador valiosos datos sobre regiones occidentales muy poco conocidas hasta entonces. Los chinos deciden enviar allí nuevos exploradores para entablar contactos comerciales. Alrededor del año del nacimiento de Cristo, grandes cantidades de seda china son exportadas hacia el oeste asiático. De ahí que Zhang Qian sea considerado por los chinos como el “padre de la ruta de la Seda”.
Siglo I después de Cristo. “La seda sólo sirve para que nuestras mujeres muestren en público lo mismo que enseñan a los adúlteros en la alcoba”. El pensador cordobés Séneca expresa así su indignación ante un nuevo tejido que pueblos lejanos están introduciendo en Roma a cambio de enormes sumas de dinero. Se sabe poco de su origen. No es transportada por una sola caravana, sino que pasa de unas manos a otras, como en una carrera de relevos. Con cada intermediario sube el precio y aumenta el número de monstruos que acechan en la ruta. Crecen las leyendas sobre cómo salió el tejido de su región de origen: dicen que una princesa china sacó gusanos de seda fuera del país bajo su alto peinado. Desde la Temprana Edad Media, la seda también se elabora en el oeste de Asia.
629 después de Cristo. El monje chino Xuanzang emprende la ruta de la Seda hacia India, donde quiere estudiar las escrituras sagradas del budismo. Su camino sigue, en sentido contrario, la vía por la que esta fe se propagó a partir del siglo I. Cuando vuelve a Dunhuang después de 16 años de estudios en India, lleva en su equipaje más de 600 manuscritos. Parte de tan valiosa carga la regala a una biblioteca en las Cuevas de los Mil Budas (conjunto de 492 grutas cerca de la mencionada ciudad china), antes de volver a casa. Como otros oasis en la ruta de la Seda, Dunhuang experimenta un auge cultural. Aquí se encuentran budistas, maniqueos, zoroastrianos, cristianos y judíos, y pronto llegan mercaderes musulmanes. Mahoma ha fundado en el siglo VII una nueva religión en la lejana Medina. Ejércitos árabes toman Bujara y Samarcanda, y en 751 vencen a los chinos en el río Talas, actual Kazajastán. Otros pueblos de Asia central adoptan la nueva religión, dando la espalda a la “idolatría” budista.
1275 Marco Polo afirma haber llegado a la corte del monarca mongol Kublai Kan. Desde Asia Central, los mongoles han conquistado amplios territorios creando el reino más vasto de la historia. Kublai, nieto de Gengis Kan, ha sometido el sur de China y ha trasladado su residencia a Janbaliq (Beijing). Bajo su gobierno, el Imperio empieza a desmoronarse. Pero esto no perjudica la estabilidad que ha llegado a Asia con la Pax Mongolica: las caravanas avanzan por la ruta de la Seda con gran rapidez y seguridad. Una densa red de paraderos abastece a los viajeros con provisiones y caballos, como relata Marco Polo, que viajó por el Imperio en calidad de emisario especial del Gran Kan. Cuando vuelve a casa por vía marítima 17 años después, cae prisionero durante una batalla. En la cárcel narra su viaje a un preso. En su Descripción del mundo, bastantes detalles parecen basarse en rumores, ser fruto de exageraciones o adornos añadidos por los traductores. No obstante (o quizá precisamente por ello), los relatos de Marco Polo se convierten en uno de los libros más leídos del Medievo.
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Alrededor de 1370. El caudillo Tamerlán entra en Samarcanda y la elige como ciudad principal de su sultanato. Timur el Cojo , como los persas lo apodan debido a una minusvalía, se considera el heredero islámico de Gengis Kan. Feroz guerrero, conquista casi todo el mundo musulmán. Sus jinetes saquean, torturan y apilan las calaveras en pirámides. A los artistas, Tamerlán les perdona la vida: los lleva a Samarcanda para que conviertan la villa en una de las ciudades más esplendorosas de Asia. Su imperio, sin embargo, se desmorona igual de rápido que lo conquistó.
La Ruta de la Seda durante 1405-1433.
A bordo de decenas de juncos, el almirante chino Zheng He navega por las costas de India y la península Arábiga hasta África . Las expediciones imperiales hacen que florezca el comercio marítimo chino: un golpe duro para la ruta de la Seda. Ya desde la caída de los mongoles en China, en 1367, el tráfico de largo recorrido se ha ido trasladando a la ruta de la Seda por mar. La creciente inseguridad en los caminos de caravanas, y quizá también la propagación de la peste, amilanan a muchos mercaderes. En 1498, el portugués Vasco da Gama da la puntilla a la ruta de la Seda al descubrir la vía marítima entre Europa e India.
12 de marzo de 1907 Después de una arriesgada travesía por el desierto de Takla Makan, el arqueólogo Marc Aurel Stein llega a Dunhuang. A comienzos del siglo XX, diversos exploradores viajan por la región, entre ellos espías de Rusia y Gran Bretaña, las dos potencias coloniales que luchan por el predominio de Asia central en lo que llaman el Gran Juego. Aurel Stein, nacido en Hungría, está a la caza de tesoros artísticos budistas. Sus fabulosos hallazgos son recompensados en Inglaterra, donde le conceden incluso un título nobiliario. Para los chinos, sin embargo, Stein y otros exploradores como él, que llegan a arrancar paredes enteras de los templos para llevarse las pinturas, son sencillamente ladrones.
Octubre de 1924 Los rusos trazan unas fronteras arbitrarias por las regiones orientales del mar Caspio, creando las nuevas repúblicas soviéticas de Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. La agricultura es nacionalizada, en las escuelas y la administración se impone la lengua rusa y los nómadas han de hacerse sedentarios. Ante el miedo de un movimiento panislámico o el resurgir de viejas etnias, Moscú fomenta nuevas identidades nacionales a lo largo de las fronteras lingüísticas. De hecho, cuando las repúblicas se independizan en 1991, se mantienen las fronteras trazadas por los soviéticos.
6 de julio de 2006 En las cumbres del Himalaya, entre India y China, se vuelve a abrir al tráfico el paso de Nathu-La, antaño parada de uno de los ramales de la ruta de la Seda. Durante siglos, los antiguos caminos comerciales han estado cortados, pero desde la caída de la Unión Soviética, muchos se esfuerzan por resucitarlas. También la Unión Europea, que en el marco del proyecto Transport Corridor Europe Caucasus Asia ha invertido desde 1993 más de 150 millones de euros en el saneamiento de carreteras e infraestructuras. El transporte de mercancías por la “nueva ruta de la Seda” promete así ser más rápido que la ruta por mar. La mítica vía parece que experimentará un nuevo auge.
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