Las papilas gustativas de José Navarro se iluminan cuando prueba un traguito de Havana Club, el licor dulce que destila en su granja al sur de la capital.
"Sólo puede ser cubano", expresó Navarro, el mayor de los nueve especialistas en ron de la isla. "Havana Club no puede existir si viene de otra parte, sin los caldos que históricamente ha podido conservar y hacer crecer en sus bodegas.
Sin embargo, lo hay, uno producido por la empresa Bacardi en Bermuda. También se pueden conseguir puros tipo Cohiba, orgullo de la isla, fabricados en Virginia, Estados Unidos, y un café muy parecido al Cubita producido en Miami.
El embargo comercial impuesto hace 47 años por Washington impide la llegada de productos cubanos a Estados Unidos, pero ello no implica que no se vendan marcas cubanas en territorio estadounidense.
Antes de que se levante el embargo si hay un acercamiento entre Washington y La Habana, habrá que resolver numerosas disputas comerciales en torno al uso de marcas, incluida la batalla entre el gobierno cubano y Bacardi sobre Havana Club, que lleva varias décadas y se encuentra en estos momentos en el tribunal supremo español.
Las disputas van más allá del uso de las marcas. Se enmarcan en medio siglo de pasiones derivadas de la nacionalización de empresas privadas por parte de la revolución castrista. Y en el deseo de las firmas de Estados Unidos de quedar lo mejor colocadas posible cuando se reabra el intercambio comercial y los productos cubanos tengan un atractivo especial.
"Hay sectores en Estados Unidos que se preguntan cómo serán afectados por la llegada de productos cubanos, y el panorama no siempre es positivo", expresó Jake Colvin, director de la organización USA Engage, con sede en Washington, que se opone al embargo.
Los estadounidenses que desean productos cubanos pueden adquirir mercaderías inspiradas por la isla, aunque no fabricadas allí.
El Havana Club de Bacardi tiene un ron con un 40% de contenido alcohólico que se vende en la Florida desde el 2006. Las ventas han sido tan buenas que podrían ofrecerlo en otros estados, según la portavoz de la empresa Patricia M. Neal.
Por más que el Havana Club cubano no pueda ser vendido en Estados Unidos, el gobierno isleño demandó a Bacardi por usar esa marca.
Bacardi aduce que es dueña de la marca porque le compró los derechos a la familia Arechabala, propietaria del Havana Club antes de que la empresa fuese expropiada por el gobierno de Fidel Castro. Los Arechabala se exiliaron y Bacardi les compró la marca y la fórmula en 1997.
Cuba, por su parte, sostiene que registró formalmente la marca Havana Club en Estados Unidos en 1976. La bebida se vende en el exterior desde 1993 a través de una sociedad con el consorcio francés Pernod Ricard.
Los tribunales estadounidenses le han dado la razón a Bacardi hasta ahora, apelando a una ley de 1998 que impide registrar o renovar marcas de empresas nacionalizadas por el gobierno cubano. Cuba ha acudido a un juzgado de apelación de Washington.
El Havana Club cubano, mientras tanto, gana la batalla legal en otros países. La justicia española rechazó en el 2007 una demanda de Bacardi contra el gobierno cubano y Pernod Ricard en torno al uso de la marca. Bacardi también apeló y el caso se encuentra en el tribunal supremo.
En última instancia, lo que cuenta aquí es quién puede decir que produce ron auténticamente cubano.
Bacardi, un conglomerado especializado en bebidas alcohólicas fundado en Santiago de Cuba en 1862, fue un pionero en la producción de un ron cubano liviano y seco que le dio fama a esa bebida. Los Bacardi crearon un sistema de filtros de carbón y un proceso de añejamiento usando barriles de roble que hacen más dulce la bebida.
Los Bacardi se plegaron al movimiento anticastrista en el exilio en Miami cuando Castro nacionalizó la empresa en 1960. El Havana Club de los Bacardi se produce hoy en Puerto Rico.
Neal, no obstante, dice que el Havana Club de Bacardi transporta al consumidor "a la época en que fue creado, de noches sensuales, nightclubs finos y música latina vibrante, que disfrutaban nativos y extranjeros por igual".
Cuba y Pernod Ricard invirtieron 70 millones de dólares en la remodelación de una destilería de Havana Club especializada en el ron añejo oscuro, de mayor calidad, en San José de Las Lajas.
"¿Si tengo la fórmula, lo que produzco es ron cubano? No. El ron cubano no es de receta. Es toda expresión de una cultura", manifestó Navarro mientras inspeccionaba barriles.
Aún sin el marcado estadounidense --que representa el 40% del consumo mundial--, las ventas del Havana Club cubano suben a un ritmo del 13% anual y ascienden hoy a 3,4 millones de cajas. Bacardi produce más de 200 bebidas y vende 20 millones de cajas anuales, en 150 países.
La puja probablemente la decida el consumidor.
John Verburg, administrador del Café Habana de Ann Arbor, Michigan, emplea Barcardi en sus mojitos, el trago cubano que combina ron, azúcar y menta. Pero dice que todo el tiempo le preguntan cuándo va a conseguir ron "auténticamente cubano".
La perspectiva de tener que competir con el ron cubano inquieta a los ejecutivos de Swedish Match North America, la empresa de Richmond, Virginia, que desde 1997 vende puros tipo Cohiba producidos en la República Dominicana.
"La marca no es lo que va a establecer la diferencia, sino el que sea cubano o no", señaló Gerry Roerty, vicepresidente de la firma. Agregó que los fumadores están dispuestos a pagar más por los mejores puros cubanos.
Cohiba fue fundada en Cuba para fabricar puros para Castro y dignatarios visitantes. Hoy produce 27 tipos de habanos, en sociedad con la empresa madrileña Altadis, que el año pasado fue adquirida por el Imperial Tobacco Group PLC británico.
Cuba nunca registró la marca Cohiba en Estados Unidos. De todos modos, demandó a General Cigar. La Corte Suprema estadounidense le dio la razón a General Cigar, que tiene fábricas en la República Dominicana y Honduras y produce puros de las variedades Partagas, Hoyo de Monterrey, Bolívar y Punch, así como otras que son desconocidas en la isla, incluidos La Gloria Cubana, Rico Habano y Havana Honeys.
Fuentes de la industria calculan que si se levanta el embargo, Cuba podría exportar unos 85 millones de puros anuales, reduciendo notablemente los ingresos de las empresas tabacaleras estadounidenses, que venden 255 millones de puros de alta calidad anuales.
Roerty dijo que General Cigar no solo deberá librar una batalla en torno al derecho a usar la marca, sino que también tendrá que conseguir acceso a hojas de tabaco y otras materias primas para mantenerse competitiva.
Es posible que, una vez levantado el embargo, haya un frenesí por productos auténticos cubanos, pero que éste no dure mucho.
De lo que no hay duda es de que entre los aficionados a los productos cubanos hay una gran avidez por mercaderías auténticas de la isla.
En Havana Connections, un negocio de puros de Richmond _donde tiene su sede General Cigar_ la sola mención de los puros cubanos auténticos generó una discusión de una hora.
"Cuando uno fuma, lo que cuenta es el sabor. Y la semilla cubana, lo mismo que los puros cubanos, es más suaves y de un sabor más aterciopelado", expresó Dan Tater, de 60 años. "Por algo tienen esa fama".
fuente: Latino MSN
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