Una Gastronomía propia de cada pueblo nacida de sus productos, su tradición y sus orígenes culturales. Y es que la cocina latinoamericana no es más que el resultado lógico de esa mezcla de elementos étnicos, culturales, sociales que es nuestro continente. Mezcla de vivencias, de costumbres, de gustos y productos que generan lo que vienen a ser nuestros fogones: una verdadera explosión de color y sabor.
En Latinoamérica cada pueblo posee sus propias características culinarias. Unas provenientes de la era precolombina y otras traídas por los conquistadores, los colonizadores, los emigrantes. Cocina de una tierra que fascina, donde sus elementos comunes no uniforman las propuestas de sus mesas tan celebradas.
Latinoamérica donde los ingredientes de sus platillos salen lógicamente de esas materias primas, de esas producciones naturales de cada lugar.
Así encontramos la gastronomía que se explaya en el uso de los mariscos del Pacífico y del Atlántico, las carnes de las grandes pampas y llanuras, las frutas y hortalizas de los ricos campos de labranza, la exuberancia de y riqueza de las tierras tropicales.
Si tomamos algún producto al azar, digamos el plátano o la patata (Papa) hay que verlos protagonizando maravillas gastronómicas en los fogones de Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
Si pensamos en las carnes de res, los argentinos y uruguayos se llevan los mayores lauros, y allí les siguen los colombianos, los venezolanos y los brasileños con sus famosas churrascarías.
Los cabritos y corderos son plato fuerte de muchos países, pero los regiomontanos del norte de México pretenden ser los grandes en ese renglón culinario.
También en México el maíz y los frijoles son elevados en grandes creaciones gastronómicas y los colombianos, sobre todo esas “Bandeja Paisas” tan típicas de las zonas cafeteras de Colombia muestran posibilidades supremas de deleitar con frijoles rojos, carne de res molida, arroz, huevo frito, chorizo, la típica arepita (También muy venezolana) el chicharrón de cerdo y esas deliciosas tajadas de plátano maduro.
El plátano muy distinto a lo que se conoce como plátano en las Islas Canarias y la España peninsular, que viene a ser el cambur o banana, es un convidado obligado en varios platos emblemáticos de Colombia donde los tan celebrados patacones (plátano verde frito) llamados tostones en Venezuela, hacen las delicias de aquellos que degustan esa típica creación culinaria.
Una gastronomía de esas que levantan aplausos y admiración por su variedad y calidad es la peruana. El Perú es si se quiere ser justo, el país latinoamericano de mejor, más variada y elaborada gastronomía. Sale esta tierra inca de la línea de países dependientes de la cultura del maíz y los frijoles, o de la carne como plato repetido, para brindarle al mundo una carta de posibilidades que les ubica entre los grandes de la gastronomía mundial.
Asado.
En su origen no es estrictamente argentino, aunque sí lo es la variedad con cuero. Se lo prepara de distintas maneras, según la región geográfica. En la Pampa Húmeda se lo cuece sin cuerear, clavado en estacas sobre brasas o bien sobre parrilla, en tanto que en las regiones del Noroeste Argentino (NOA) y Cuyo es práctica frecuente su cocción en pozos hechos en el suelo, que constituyen verdaderos hornos de tierra.
Empanadas.
Bocados de masa rellena, preparados al horno o fritos en aceite o grasa. Originalmente se realizaban con grasa de pella, cebollas blancas o de verdeo, y carne picada a cuchillo. Con el tiempo surgieron otras variedades de relleno: humita, pollo, pescado, verdura, etc., con o sin picante. Actualmente se cocinan con pequeñas variantes, según las provincias. El menú las incluye: catamarqueñas (con papas, pasas, aceitunas y ajo); cordobesas (con pimientos morrones, papas, aceitunas, pasas, huevo duro y algo azucaradas); mendocinas (con huevos duros y aceitunas); salteñas (con papas, cebolla de verdeo, pasas, huevos duros y aceitunas); sanjuaninas (sólo con carne y mucha cebolla); santiagueñas (con huevos duros y pasas de uva) y tucumanas (fritas, con cebollas de verdeo y blanca, huevos duros y pasas de uva).
Locro.
El término es de origen quechua (luqru, comida de maíz) y consiste en un guiso muy popular que se consume en casi todas las provincias, hecho en base a trigo o maíz, con porotos, chorizo, patitas y orejas de cerdo y la clásica fritura que– preparada con cebolla, tomate, ají picante y pimentón – se agrega unos instantes antes de servirlo.
Milanesas.
Es un filete fino de carne, normalmente de vaca, pasado por huevo batido y pan rallado, que se cocina frito o (menos comúnmente) al horno y suele acompañarse con una guarnición, como papas fritas. Por extensión, se llama milanesa a cualquier rebanada de un ingrediente que se pase por huevo batido y pan rallado, existiendo así milanesas de pollo, pescado, soja, berenjena, mozzarella, etcétera.
Ch'ajchu.
Filamentos de carne de res, cebolla verde, habas tiernas, chuño picado, tajadas de huevo duro, salsa de cebolla a la juliana, tomate y locoto, y ahogado de ají colorado.
Aptapi.
Mesa comunitaria de diversos tubérculos, choclos, queso de oveja, pescado seco y jallpawayka (salsa picante hecha de pepas de ají).
Picante surtido
Plato fastuoso con carnes de pollo, lengua (res), saice (res), charquecan (res) o (cordero), conejo y boga (pez) frita acompañados de chuño o tunta rebosada y papa.
Humintas.
Tamales de choclo (maíz blanco tierno) rellenos con queso, cocidos al vapor en la hoja del choclo.
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