Todos los días, Anas Maraka pasa por la deteriorada casa ancestral de su familia en la calle Shuhada, antigua zona del mercado en esta sureña ciudad cisjordana, pero no puede ingresar.
Aunque nunca vivió allí, es duro sentirse excluido de la vivienda que perteneció a sus ancestros. "Es más difícil aún para mi padre", contó.
Por ello, está decidido a colaborar en todos los esfuerzos para rehabilitar las viviendas palestinas en Hebrón, la ciudad más tensa y volátil de Cisjordania.
"Me gusta la ciudad vieja. Es nuestra cultura. Nuestra meta es recuperar las casas y volver a traer a sus antiguos habitantes.
Queremos mejorar la calidad de vida", explicó Maraka, miembro del Comité para la Rehabilitación de Hebrón.
Maraka dijo a IPS que, en 15 años de trabajo, el Comité renovó aproximadamente 900 casas en la ciudad vieja de Hebrón. Estos proyectos permitieron que unos 10.000 palestinos regresaran a la zona, destacó.
"Luego de la segunda Intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí), la mayor parte de las personas dejaron sus casas. Tenían medio de regresar por los colonos y los militares israelíes", indicó Maraka.
"No podrán vivir fácilmente en la ciudad vieja, pero estamos tratando de traerlos de nuevo. No podemos abandonar esta zona, porque si no vendrán los colonos y se quedarán con las casas", añadió.
Según un estudio realizado en 2006 por el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem, más de 1.000 casas palestinas fueron abandonadas y más de 1.800 negocios fueron cerrados en el centro de Hebrón como resultado de las restricciones impuestas por Israel en la zona.
Esto representa alrededor de 42 por ciento de los hogares y 77 por ciento de los negocios pertenecientes a los ocupantes originales de la ciudad.
Actualmente, unos 500 colonos judíos viven en cinco asentamientos en el corazón de Hebrón, una zona conocida como H2. Su presencia es protegida por miles de policías y soldados israelíes.
En la ciudad vieja también habitan entre 15.000 y 20.000 palestinos, donde afrontan un sinnúmero de restricciones de movimiento y un casi constante acoso y violencia de parte de soldados y colonos israelíes.
El 12 de diciembre pasado, un oficial de la policía fronteriza israelí mató a Mohammad al-Salaymeh, un residente de Hebrón de 17 años, en un puesto de control cerca de la mezquita de Ibrahimi, en la ciudad vieja.
Las autoridades israelíes indicaron que Al-Salaymeh había amenazado a los soldados con un arma, que luego resultó ser un juguete.
Tras el asesinato, violentos enfrentamientos estallaron entre solados israelíes y jóvenes palestinos.
"Queremos que los palestinos sigan viviendo en esta zona y que sigan resistiendo. Es un lugar importante para toda Cisjordania. Es difícil, pero seguiremos ayudando todo lo que podamos", dijo Maraka.
Los palestinos han recuperado y renovado edificios en Cisjordania por décadas. Hoy, aldeas y ciudades enteras han sido rehabilitadas. Estos esfuerzos son parte de una estrategia para mantener el rico patrimonio palestino en los territorios ocupados, destacó el arquitecto y urbanista Iyad Issa.
"Es parte de nuestra historia, parte de nuestra identidad", señaló Issa, quien trabaja en "Riwaq", institución con sede en Ramalah dedicado a la conservación arquitectónica. El experto añadió que la rehabilitación de viviendas permite mantener viva "la memoria visual y el patrimonio cultural tangible" de los palestinos.
Issa dijo a IPS que Riwaq registró unos 50.000 edificios históricos en Palestina que necesitan tareas de reparación y conservación. Hasta la fecha, fueron recuperados unos 100 en 90 pueblos palestinos, mientras que en otras cuatro localidades se lleva a cabo una reconstrucción general de la infraestructura.
"Es una forma creativa de aprovechar el espacio, provee infraestructura social y cultural y le da nuevas posibilidades a la comunidad", señaló Issa, explicando que el valor arquitectónico y el impacto social de las obras son los dos criterios principales a la hora de elegir el edificio que debe ser restaurado.
La localidad palestina de Birzeit, al norte de Ramalah, es un ejemplo de una comunidad beneficiada por una rehabilitación general. La ciudad cuenta con unos 200 edificios históricos, incluyendo más de 100 en la ciudad vieja, algunos que datan del sultanato mameluco.
La rehabilitación revitalizó el desarrollo social y económico de la ciudad, atrayendo turismo.
No obstante, según Issa, es importante mantener la atención en comunidades más pequeñas y aisladas, asegurando que sus residentes tengan infraestructura para sus propias necesidades.
"Los habitantes de los pueblos están bastante marginados. Este patrimonio pertenece a la comunidad y debe ser usado por ella", señaló.
Aunque nunca vivió allí, es duro sentirse excluido de la vivienda que perteneció a sus ancestros. "Es más difícil aún para mi padre", contó.
Por ello, está decidido a colaborar en todos los esfuerzos para rehabilitar las viviendas palestinas en Hebrón, la ciudad más tensa y volátil de Cisjordania.
"Me gusta la ciudad vieja. Es nuestra cultura. Nuestra meta es recuperar las casas y volver a traer a sus antiguos habitantes.
Queremos mejorar la calidad de vida", explicó Maraka, miembro del Comité para la Rehabilitación de Hebrón.
Maraka dijo a IPS que, en 15 años de trabajo, el Comité renovó aproximadamente 900 casas en la ciudad vieja de Hebrón. Estos proyectos permitieron que unos 10.000 palestinos regresaran a la zona, destacó.
"Luego de la segunda Intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí), la mayor parte de las personas dejaron sus casas. Tenían medio de regresar por los colonos y los militares israelíes", indicó Maraka.
"No podrán vivir fácilmente en la ciudad vieja, pero estamos tratando de traerlos de nuevo. No podemos abandonar esta zona, porque si no vendrán los colonos y se quedarán con las casas", añadió.
Según un estudio realizado en 2006 por el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem, más de 1.000 casas palestinas fueron abandonadas y más de 1.800 negocios fueron cerrados en el centro de Hebrón como resultado de las restricciones impuestas por Israel en la zona.
Esto representa alrededor de 42 por ciento de los hogares y 77 por ciento de los negocios pertenecientes a los ocupantes originales de la ciudad.
Actualmente, unos 500 colonos judíos viven en cinco asentamientos en el corazón de Hebrón, una zona conocida como H2. Su presencia es protegida por miles de policías y soldados israelíes.
En la ciudad vieja también habitan entre 15.000 y 20.000 palestinos, donde afrontan un sinnúmero de restricciones de movimiento y un casi constante acoso y violencia de parte de soldados y colonos israelíes.
El 12 de diciembre pasado, un oficial de la policía fronteriza israelí mató a Mohammad al-Salaymeh, un residente de Hebrón de 17 años, en un puesto de control cerca de la mezquita de Ibrahimi, en la ciudad vieja.
Las autoridades israelíes indicaron que Al-Salaymeh había amenazado a los soldados con un arma, que luego resultó ser un juguete.
"Queremos que los palestinos sigan viviendo en esta zona y que sigan resistiendo. Es un lugar importante para toda Cisjordania. Es difícil, pero seguiremos ayudando todo lo que podamos", dijo Maraka.
Los palestinos han recuperado y renovado edificios en Cisjordania por décadas. Hoy, aldeas y ciudades enteras han sido rehabilitadas. Estos esfuerzos son parte de una estrategia para mantener el rico patrimonio palestino en los territorios ocupados, destacó el arquitecto y urbanista Iyad Issa.
"Es parte de nuestra historia, parte de nuestra identidad", señaló Issa, quien trabaja en "Riwaq", institución con sede en Ramalah dedicado a la conservación arquitectónica. El experto añadió que la rehabilitación de viviendas permite mantener viva "la memoria visual y el patrimonio cultural tangible" de los palestinos.
Issa dijo a IPS que Riwaq registró unos 50.000 edificios históricos en Palestina que necesitan tareas de reparación y conservación. Hasta la fecha, fueron recuperados unos 100 en 90 pueblos palestinos, mientras que en otras cuatro localidades se lleva a cabo una reconstrucción general de la infraestructura.
"Es una forma creativa de aprovechar el espacio, provee infraestructura social y cultural y le da nuevas posibilidades a la comunidad", señaló Issa, explicando que el valor arquitectónico y el impacto social de las obras son los dos criterios principales a la hora de elegir el edificio que debe ser restaurado.
La localidad palestina de Birzeit, al norte de Ramalah, es un ejemplo de una comunidad beneficiada por una rehabilitación general. La ciudad cuenta con unos 200 edificios históricos, incluyendo más de 100 en la ciudad vieja, algunos que datan del sultanato mameluco.
La rehabilitación revitalizó el desarrollo social y económico de la ciudad, atrayendo turismo.
No obstante, según Issa, es importante mantener la atención en comunidades más pequeñas y aisladas, asegurando que sus residentes tengan infraestructura para sus propias necesidades.
"Los habitantes de los pueblos están bastante marginados. Este patrimonio pertenece a la comunidad y debe ser usado por ella", señaló.
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