La persecución humana, la destrucción de su hábitat, sumado a cruces genéticos entre coyotes y perros, llevaron la especie al borde de la extinción.
De las tres subespecies documentadas, dos están extintas y la tercera, que aun quedaban ejemplares en cautividad, dio origen a un proyecto de reintroducción en la naturaleza.
El último censo estimó que existen unos 500 ejemplares de lobos rojos (Canis rufus) en nuestro planeta.
El lobo rojo es un cánido de hoy sólo se puede encontrar en algunas zonas del este de Estados Unidos y, tal vez, sureste de Canadá.
El lobo rojo (Canis rufus) es un cánido de taxonomía históricamente dudosa que hoy sólo se puede encontrar en algunas zonas del este de Estados Unidos y, tal vez, sureste de Canadá.
A lo largo de la historia se le ha clasificado como una subespecie de lobo (Canis lupus), una población híbrida reciente de lobo y coyote (Canis latrans) y una especie independiente de ambas, Canis rufus. En cualquier caso, el lobo rojo es un animal en grave peligro de extinción, razón por la cual es objeto de programas de cría en cautividad.
Si el conflicto taxonómico ya era dudoso, desde 1999 la complicación es aún mayor. En esa fecha, White y Wilson establecieron, tras estudios genéticos, que las poblaciones de lobo del sureste de Canadá eran una especie diferente que debía nominarse como Canis lycaon (Eastern Canadian Wolf en inglés, sin nombre en español) y que esta especie era próxima a Canis rufus, estando además más emparentada con el coyote que con el lobo común.
Esta afirmación no goza del adecuado consenso de los expertos, pero hay cierta tendencia a considerar que Canis rufus y Canis lycaon son la misma especie, siendo el nombre latino correcto Canis lycaon. De ser este el caso, se mantendría en español el nombre vulgar "Lobo Rojo" para ambas.
Existen otras especies que reciben localmente denominaciones parecidas que no deberían confundirse con el lobo rojo son el Cuón o perro rojo (Cuon alpinus) y el Aguará Guazú o lobo de crín (Chrysocion brachyurus), a veces llamado lobo rojo en Brasil.
Los lobos rojos se alimentan preferentemente de mamíferos de tamaño pequeño, como roedores y conejos. En grupo atacan también a los mapaches e incluso a ciervos adultos. También consumen ocasionalmente insectos y bayas.
De las tres subespecies registradas, la de Florida (C. r. floridanus) se extinguió en 1930 y la del golfo de México (C. r. rufus), difundida por las áreas costeras desde Texas hasta Luisiana lo hizo en 1970. La tercera, (C. r. gregoryi) se extinguió en estado salvaje en 1980, pero por suerte aún quedaban algunos ejemplares en cautividad que dieron lugar a nuevas manadas con las que iniciar un proyecto de reintroducción en la naturaleza.
El primero de ellos se produjo en Carolina del Norte en 1987, donde se liberaron 100 individuos con éxito. Según el censo de 1997, la población de Carolina del Norte y Tennessee, hacia donde se extendió tras la reintroducción, más los individuos en cautividad rondan en la actualidad los 500 individuos. Su clasificación en la lista roja de especies en peligro (IUCN) es de Peligro Critico.
De las tres subespecies documentadas, dos están extintas y la tercera, que aun quedaban ejemplares en cautividad, dio origen a un proyecto de reintroducción en la naturaleza.
El último censo estimó que existen unos 500 ejemplares de lobos rojos (Canis rufus) en nuestro planeta.
El lobo rojo es un cánido de hoy sólo se puede encontrar en algunas zonas del este de Estados Unidos y, tal vez, sureste de Canadá.
El lobo rojo (Canis rufus) es un cánido de taxonomía históricamente dudosa que hoy sólo se puede encontrar en algunas zonas del este de Estados Unidos y, tal vez, sureste de Canadá.
A lo largo de la historia se le ha clasificado como una subespecie de lobo (Canis lupus), una población híbrida reciente de lobo y coyote (Canis latrans) y una especie independiente de ambas, Canis rufus. En cualquier caso, el lobo rojo es un animal en grave peligro de extinción, razón por la cual es objeto de programas de cría en cautividad.
Si el conflicto taxonómico ya era dudoso, desde 1999 la complicación es aún mayor. En esa fecha, White y Wilson establecieron, tras estudios genéticos, que las poblaciones de lobo del sureste de Canadá eran una especie diferente que debía nominarse como Canis lycaon (Eastern Canadian Wolf en inglés, sin nombre en español) y que esta especie era próxima a Canis rufus, estando además más emparentada con el coyote que con el lobo común.
Esta afirmación no goza del adecuado consenso de los expertos, pero hay cierta tendencia a considerar que Canis rufus y Canis lycaon son la misma especie, siendo el nombre latino correcto Canis lycaon. De ser este el caso, se mantendría en español el nombre vulgar "Lobo Rojo" para ambas.
Existen otras especies que reciben localmente denominaciones parecidas que no deberían confundirse con el lobo rojo son el Cuón o perro rojo (Cuon alpinus) y el Aguará Guazú o lobo de crín (Chrysocion brachyurus), a veces llamado lobo rojo en Brasil.
Los lobos rojos se alimentan preferentemente de mamíferos de tamaño pequeño, como roedores y conejos. En grupo atacan también a los mapaches e incluso a ciervos adultos. También consumen ocasionalmente insectos y bayas.
De las tres subespecies registradas, la de Florida (C. r. floridanus) se extinguió en 1930 y la del golfo de México (C. r. rufus), difundida por las áreas costeras desde Texas hasta Luisiana lo hizo en 1970. La tercera, (C. r. gregoryi) se extinguió en estado salvaje en 1980, pero por suerte aún quedaban algunos ejemplares en cautividad que dieron lugar a nuevas manadas con las que iniciar un proyecto de reintroducción en la naturaleza.
El primero de ellos se produjo en Carolina del Norte en 1987, donde se liberaron 100 individuos con éxito. Según el censo de 1997, la población de Carolina del Norte y Tennessee, hacia donde se extendió tras la reintroducción, más los individuos en cautividad rondan en la actualidad los 500 individuos. Su clasificación en la lista roja de especies en peligro (IUCN) es de Peligro Critico.
Estado de conservación
En peligro crítico (UICN)
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