La idea principal de la agroecología es ir más allá de las prácticas agrícolas alternativas y desarrollar agroecosistemas con una mínima dependencia de agroquímicos e insumos de energía. La agroecología es tanto una ciencia como un conjunto de prácticas. Como ciencia se basa en la “aplicación de la ciencia ecológica al estudio, diseño y manejo de agroecosistemas sustentables”.
Con esa definición, Miguel Altieri, actual presidente de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA) y profesor de Agroecología en la Universidad de Berkeley, California, inició su exposición en el Conversatorio Soberanía Alimentaria desde la perspectiva de los agroecosistemas.
Productores ecológicos, campesinos, indígenas, estudiantes y docentes, compartieron con el destacado agrónomo, investigador y profesor de agroecología, Miguel Altieri, en el encuentro organizado por la Facultad de Agronomía de la UMSA, el Foro Boliviano Sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), la Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB) y Agrónomos y Veterinarios sin Fronteras (AVSF), el pasado 1 de febrero en el Auditorio de la Facultad de Agronomía UMSA.
En un escenario académico, Altieri que volvió a Bolivia luego de 25 años, desarrolló los conceptos y principios de la agroecología como una disciplina, ciencia y modelo alternativo.
Un modelo agotado: la agricultura industrial.
La revolución verde, el símbolo del modelo de la agricultura industrial surgido hace seis décadas, fue instaurada bajo tres premisas: por un lado, que siempre habría abundante agua, en segundo lugar que se tendría acceso a energía barata y, por último, que el clima no cambiaría.
Además, los agroquímicos, la mecanización y las operaciones de irrigación que son el centro de la agricultura industrial, son altamente dependientes de combustibles fósiles cada vez más caros y escasos.
Las condiciones climáticas extremas son más comunes y más violentas, amenazando los cultivos, especialmente los monocultivos modernos genéticamente homogéneos que cubren el 80% de las 1.500 millones de hectáreas de tierra cultivable. A esto se suma el hecho de que la agricultura industrial contribuye con cerca del 25-30% de las emisiones de gases efecto invernadero, cambiando tendencias climáticas y complicando la capacidad del mundo para producir alimento en el futuro.
La intensificación de la agricultura con variedades de cultivos de alto rendimiento, fertilización, irrigación y pesticidas tienen un fuerte impacto sobre los recursos naturales con graves implicaciones en el medio ambiente y en la salud.
La agricultura del siglo XXI.
Un paradigma alternativo de desarrollo agrícola, que fomente una agricultura biodiversa, resilente, sostenible y socialmente justa, es el que ha sido desarrollado por la gran variedad de estilos agrícolas ecológicos por al menos el 75% de los 1,5 millones de pequeños propietarios, agricultores familiares e indígenas en 350 millones de pequeñas explotaciones que representan no menos del 50% de la producción agrícola para el consumo interno global. La mayoría de los alimentos que se consumen hoy en el mundo, proviene de 5.000 especies de cultivos domesticados y 1,9 millones de variedades vegetales conservadas y manejadas por campesinos, la mayoría cultivados sin agroquímicos.
Resilencia a eventos climáticos extremos.
El desempeño agrícola después de eventos climáticos extremos, revela que la resilencia a los desastres climáticos está íntimamente relacionada con el nivel de biodiversidad en las parcelas agrícolas, una de las principales características de los sistemas agroecológicos. En Centroamérica luego del huracán Mitch, se demostró que los agricultores que utilizan prácticas de diversificación – cultivos de cobertura, cultivos intercalados y agroforestería – sufrieron menos daños que sus vecinos con monocultivos. Después del huracán, las parcelas diversificadas tenían entre 20 a 40% más de capa superior de suelo, mayor humedad del suelo, menos erosión y experimentaron menores pérdidas económicas que sus vecinos convencionales.
Las innovaciones agroecológicas.
Una pregunta recurrente es por qué si están demostrados sus beneficios sociales, productivos y ecológicos, y si los sistemas agroecológicos son tan rentables y eficientes, ¿por qué no son ampliamente difundidos y adoptados? Y la respuesta es simple, existe una serie de restricciones que desalientan la adopción y difusión de las prácticas agroecológicas. Se trata de barreras que van desde cuestiones técnicas como la falta de información, hasta la falta de mercado, la deficiente tenencia de la tierra y problemas de infraestructura. Deben hacerse grandes reformas en las políticas públicas, instituciones y en las agendas de los programas de investigación y desarrollo para asegurarse de que las alternativas agroecológicas sean masivamente adoptadas, de manera equitativa y ampliamente accesible. Asimismo, es necesario que los agricultores tengan mayor acceso a mercados locales, regionales, apoyo gubernamental, acceso al crédito, semillas y tecnologías agroecológicas.
Esos son algunos de los factores que explican que en la actualidad, la producción agroecológica sea particularmente apropiada para los pequeños agricultores, que constituyen la mayoría de la población rural pobre. Y eso es importante porque agricultores de escasos recursos, que utilizan sistemas agroecológicos, son menos dependientes de recursos externos y los rendimientos más altos y más estables logrados promueven la seguridad alimentaria.
Hacia una nueva revolución agraria.
La agroecología está aportando las bases científicas, metodológicas y técnicas para una nueva “revolución agraria” a escala mundial. Los sistemas de producción fundados en principios agroecológicos son biodiversos, resilentes, eficientes energéticamente, socialmente justos y constituyen la base de una estrategia energética y productiva fuertemente vinculada a la soberanía alimentaria.
Las iniciativas agroecológicas pretenden transformar los sistemas de producción de la agroindustria a partir de la transición de los sistemas alimentarios basados en el uso de combustibles fósiles y dirigidos a la producción de cultivos de agroexportación y biocombustibles, hacia un paradigma alternativo que promueve la agricultura local y la producción nacional de alimentos a partir de la innovación, los recursos locales y la energía solar.
¿Nuevos tiempos en América Latina?
Hay muchas contradicciones en países progresistas como Venezuela, Ecuador y Bolivia, porque hay muchos intereses económicos en juego. En el caso particular de Bolivia, seguramente el presidente está siendo arremetido fuertemente por grandes intereses económicos que a veces lo empujan a tomar direcciones contrarias a sus propias leyes. Hay que hacer como los brasileros, una actitud inteligente, puesto que hay una agricultura avasalladora transgénica que está avanzando en Brasil a través del Ministerio de Agricultura, pero crearon también el Ministerio de Desarrollo Agrícola para apoyar a la agricultura familiar con políticas específicas. Entonces ahí hay políticas diferenciadas, en cambio en países como Bolivia está todo bajo un solo ministerio, bajo muchas presiones, y los grandes productores una presión tan grande que no puede compararse con la capacidad de incidencia de los campesinos. Hay que crear mecanismos para proteger a la agricultura campesina y apoyar las leyes que ya existen, y transformar en acción los derechos constitucionales.
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