Una investigación del diario Le Monde revela que al menos 551 trabajos del talentoso fotógrafo francés, quien los había donado al Estado, fueron arrojados a la basura por los conservadores del Centro Nacional de Artes Contemporáneas porque estaban en pésimo estado. El episodio se mantuvo en secreto por casi 20 años.
En los años '90, Francia tiró a la basura centenares de fotografías de Henri Cartier-Bresson, uno de los más grandes fotógrafos del siglo XX cuyos trabajos se venden en subastas a miles de euros, informó hoy el diario Le Monde.
Las fotografías, que se calculan en al menos 551, fueron donadas al Estado Francés por el propio Cartier-Bresson, y como estaban dañadas, se decidió tirarlas a la basura.
Según el diario, había en total 358 fotografías de diversos formatos pegadas sobre paneles de madera que fueron expuestas en el otoño de 1955 en el pabellón Marsal del Museo del Louvre.
Había 68 pruebas realizadas en preparación de aquella muestra a las que deben sumarse otras 104 fotos que Cartier-Bresson había realizado especialmente para una exposición de 1970 en el Grand Palais.
Los 21 retratos de gente común, de formato 40 por 50, fueron tomados a pedido del Estado. En total, se trataba de 551 fotografías.
De este modo Le Monde informa sobre un escándalo que permaneció oculto durante más de 20 años. Para ayudar al diario en su investigación sobre el tema, la viuda del fotógrafo, Martine Franck, aceptó reconstruir los hechos.
En diciembre de 1968, la mayor parte de las fotos (426), de los años '30 y de la posguerra, fueron trasladadas a pedido de Cartier-Bresson, de la Biblioteca Nacional de Francia al Centro Nacional de Artes Contemporáneas. En 1991, los conservadores se dieron cuenta de que las fotografías estaban en pésimo estado debido a que habían sufrido daños por la humedad.
Entonces "los paneles de madera fueron destruidos", admite ahora Claude Allemand-Cosneau que, desde 2001, dirige el Fondo nacional de Arte Contemporáneo.
La explicación no puede ser más banal: "En esa época la fotografía no era considerada una obra de arte", lo cual es una mancha para Francia.
Convencido de la "ligereza" con que el Estado lo trató, Cartier-Bresson decidió poco antes de morir, en 2004, crear una Fundación a su nombre y nunca más donar una sola foto a su país.
Se conoció ahora también que ocho de esas fotografías aparecieron recientemente en una subasta, en 1991, en la casa Beaussant-Lefevre, en París. El propietario había dicho que tenía muchas más, asegurando haberlas rescatado de la basura.
Las fotografías fueron retiradas de la subasta gracias a la intervención del abogado de Cartier-Bresson, pero quien quiera que haya rescatado algunas de la basura ahora sabe que posee una fortuna, al menos de valor artístico.
En los años '90, Francia tiró a la basura centenares de fotografías de Henri Cartier-Bresson, uno de los más grandes fotógrafos del siglo XX cuyos trabajos se venden en subastas a miles de euros, informó hoy el diario Le Monde.
Las fotografías, que se calculan en al menos 551, fueron donadas al Estado Francés por el propio Cartier-Bresson, y como estaban dañadas, se decidió tirarlas a la basura.
Según el diario, había en total 358 fotografías de diversos formatos pegadas sobre paneles de madera que fueron expuestas en el otoño de 1955 en el pabellón Marsal del Museo del Louvre.
Había 68 pruebas realizadas en preparación de aquella muestra a las que deben sumarse otras 104 fotos que Cartier-Bresson había realizado especialmente para una exposición de 1970 en el Grand Palais.
Los 21 retratos de gente común, de formato 40 por 50, fueron tomados a pedido del Estado. En total, se trataba de 551 fotografías.
De este modo Le Monde informa sobre un escándalo que permaneció oculto durante más de 20 años. Para ayudar al diario en su investigación sobre el tema, la viuda del fotógrafo, Martine Franck, aceptó reconstruir los hechos.
En diciembre de 1968, la mayor parte de las fotos (426), de los años '30 y de la posguerra, fueron trasladadas a pedido de Cartier-Bresson, de la Biblioteca Nacional de Francia al Centro Nacional de Artes Contemporáneas. En 1991, los conservadores se dieron cuenta de que las fotografías estaban en pésimo estado debido a que habían sufrido daños por la humedad.
Entonces "los paneles de madera fueron destruidos", admite ahora Claude Allemand-Cosneau que, desde 2001, dirige el Fondo nacional de Arte Contemporáneo.
La explicación no puede ser más banal: "En esa época la fotografía no era considerada una obra de arte", lo cual es una mancha para Francia.
Convencido de la "ligereza" con que el Estado lo trató, Cartier-Bresson decidió poco antes de morir, en 2004, crear una Fundación a su nombre y nunca más donar una sola foto a su país.
Se conoció ahora también que ocho de esas fotografías aparecieron recientemente en una subasta, en 1991, en la casa Beaussant-Lefevre, en París. El propietario había dicho que tenía muchas más, asegurando haberlas rescatado de la basura.
Las fotografías fueron retiradas de la subasta gracias a la intervención del abogado de Cartier-Bresson, pero quien quiera que haya rescatado algunas de la basura ahora sabe que posee una fortuna, al menos de valor artístico.
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